Creo que Marx tuvo la lucidez necesaria para explicar el funcionamiento del mundo en el que le tocó vivir, un mundo de diferencias. Marx expuso esas diferencias, las clasificó y las hizo visibles a todo el mundo. Creo que hoy en día esas diferencias no son tan nítidas.
Hablar de "proletariado", "burguesía", "terratenientes" o "capitalistas", es hablar de sectores que en cierta medida no sólo aceptan las reglas del juego capitalista, sino que además lo juegan permanentemente. Las ideas se compran y se venden, se alquilan o se regalan, y los hombres van perdiendo así su identidad y su credibilidad.
Al sistema actual no le interesa que existan clases, porque en cada clase se gesta un sentido de pertenencia en el que se desarrollan ideas que construyen identidades muy fuertes. Al sistema actual sólo le interesa tener hombres que compren y vendan, sin consciencia y sin propósito.
Las riquezas del mundo han sido dilapidadas y los movimientos ideológicos disueltos. La concentración de poder es cada vez más anónima, y sólo esos pocos anónimos tienen el privilegio de tenerlo todo.
"Tener para Ser" es la consigna de estos tiempos; es la consigna que mueve al mundo hacia una discriminación cada vez más feroz. La consciencia de clase se ha perdido y ha dado lugar a una lucha descarnada; una pelea entre pobres cada vez más pobres.
Pobreza extrema, pero no sólo de bienes sino de ideas, de convicciones, de valores. El mundo entero está viviendo los efectos de su propia hipocresía, la de haber olvidado sus deseos de trascender más allá de la vida material.
A MIS QUERIDOS AMIGOS
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