El silencio es poderoso porque nos ofrece la posibilidad de comunicarnos verdaderamente sin necesidad de palabras, y también porque nos permite escuchar al otro y decir sólo lo necesario, con humildad y sin soberbia, en pos de un mejor entendimiento que siempre favorece nuestro crecimiento.
En el silencio nos sentimos poderosos porque nos conectamos con nuestra sensibilidad muda, con esa fuerza interior que desdibuja nuestras miserias y manías y las hace ver insignificantes o vanas.
A MIS QUERIDOS AMIGOS
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