No nos podemos olvidar que el lema de la revolución francesa fue el de "libertad, igualdad, fraternidad" y que la voluntad del pueblo se impuso con una fuerza única, a un modelo concentrado de poder que ya nadie quería. Sin embargo considero que los hombres no han podido escapar a la concentración de poder, cada vez más fragmentada e indiferenciada, y uno de los mayores problemas del mundo moderno es no saber contra qué se lucha, ya que el enemigo ha dejado de tener nombre y domicilio fijo.
Por eso, aunque en su momento la burguesía eligió ser dueña de su propio destino y hacerse cargo de él, acabó por volverse esclava y dependiente de su propia lucha y hoy más que nunca, dejamos que elijan por nosotros, que piensen y sueñen por nosotros, sin siquiera darnos cuenta.
A MIS QUERIDOS AMIGOS
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