Sin pensarlo demasiado podría decirte que puedo distinguir claramente la idea del mundo con respecto a esto. El mundo cree que un aspirante espiritual es aquel que ayuna todos los días o que vive rezando, enclaustrado en algún monasterio o templo. No dudo que entre estos hombres, haya algunos que realmente sean devotos aspirantes espirituales, pero creo que la mayoría de ellos no lo son.
Creo que el verdadero aprendizaje se realiza en el mundo, en contacto con el prójimo, más allá de que uno rece o ayune si así lo quiere.
-El aspirante espiritual debe ser humilde, no inseguro ni sumiso, sino humilde, con todo lo que implica esa palabra.
-Debe ser además, un dedicado investigador de sí mismo.
-Debe estar completamente abierto a escuchar más que a hablar.
-Debe estar dispuesto a sumergirse en las personas y en los hechos; debe ser capaz de recorrer cielos e infiernos, sabiendo que siempre saldrá ileso, y con un nuevo aprendizaje que lo hará más verdadero.
- Debe tener la capacidad de ser música en el silencio
Seguramente hay mucho más, pero cualquier aspirante espiritual inhala y exhala amor, y cuando no lo hace se pregunta por qué e indaga sobre sí mismo, porque sabe que sólo la unidad lo llevará a la verdad y que sólo ella lo liberará.
Mira qué cosa... desde chica y con mi familia atea, siempre sentí que mi vida era subir escalones de espiritualidad. Desde mis charlas con la luna en mi infancia, hasta el dios Sol que me hacía sentir tan luminosa. Luego escribiendo en mi adolescencia, cantando, bailando, llorando o sonriendo en el viento. Todo era Dios, todo sigue siendo Dios.
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